La secretaria de Agricultura, Brooke Rollins, confirmó que el volumen de exportación será limitado, priorizando la “seguridad sanitaria del rodeo estadounidense” ante el riesgo de la enfermedad.
La secretaria de Agricultura de Estados Unidos, Brooke Rollins, enfrió las expectativas del sector agroexportador argentino al afirmar que su país comprará «poca carne argentina» y advirtió que cualquier apertura del mercado estará supeditada a garantizar la seguridad sanitaria frente al riesgo de fiebre aftosa.
Rollins confirmó que las conversaciones con el Gobierno argentino continúan, en el marco de un acercamiento bilateral impulsado por la administración de Donald Trump, pero fue clara sobre el potencial volumen. “No será mucho lo que compremos”, aseguró la funcionaria, poniendo un foco estricto en los controles sanitarios.
La secretaria explicó la complejidad del mercado cárnico estadounidense, que consume unas 12 millones de toneladas métricas de carne bovina al año, de las cuales 10 millones son de producción interna. Los dos millones restantes se cubren con importaciones que se segmentan entre carne molida (como la destinada a cadenas como McDonald’s) y los cortes musculares.
Rollins insistió en que la principal barrera es la sanitaria. “Argentina enfrenta un problema de fiebre aftosa y en el Departamento de Agricultura tenemos que garantizar que nuestra industria ganadera esté segura”, subrayó.
La funcionaria sostuvo que la apertura de mercado debe «garantizar la seguridad sanitaria del rodeo estadounidense», un principio innegociable en su política de importaciones, que también mantiene estricto control sobre otros desafíos sanitarios, como el gusano barrenador proveniente de México.
Según fuentes del Departamento de Agricultura, los equipos técnicos de ambos países están trabajando intensamente en el desarrollo de protocolos sanitarios y de trazabilidad, buscando «revisar y modernizar» los estándares de importación antes de autorizar nuevos cupos.
Desde Argentina, el Ministerio de Economía y la Secretaría de Bioeconomía indicaron que los técnicos trabajan para certificar la trazabilidad de los animales provenientes de zonas libres de fiebre aftosa sin vacunación.
Aunque el impacto económico de esta apertura inicial sea limitado, el restablecimiento del comercio con Estados Unidos tiene un fuerte valor simbólico para el sector ganadero argentino. El antecedente más cercano data de 2022, cuando Washington levantó temporalmente la prohibición, aunque los envíos se suspendieron poco después por diferencias en los estándares sanitarios.
En Estados Unidos, asociaciones de productores manifestaron su preocupación por la eventual apertura, advirtiendo que podría «presionar los precios internos y afectar a los pequeños criadores».